Orden del Carmelo

Las monjas Carmelitas Descalzas del Monasterio de San José y Santa Teresa, de nuestra ciudad, forman parte de la Orden del Carmen. Recordemos que los Carmelitas nacieron, hacia finales del siglo XII, de un grupo indefinidos, no bien conocido de laicos, peregrinos y cruzados que, cansados de la guerra o deseosos de aguardar la definitiva venida del Señor que, según la mentalidad apocalíptica, tendría lugar en Jerusalén, se retiraron a la montaña del Carmelo, donde adoptaron el estilo de vida eremítico, en boga por aquel entonces, como oposición y reforma al movimiento monástico. Estos primeros Carmelitas se dedicaron a la oración y la meditación de la Palabra de Dios.

En un segundo momento, entre 1206-1214, pidieron a Alberto Avrogardo, patriarca de Jerusalén, residente en San Juan de Acre que les diese una Regla, una formula de vida. La falta de seguridad en Tierra Santa provoca que, a partir de 1220, los Carmelitas comiencen su emigración hacia Europa estableciéndoos en Chipre, Sicilia, Francia, Inglaterra. En 1291, con la caída de San Juan de Acre, se acaba con la presencia de los Carmelitas en el Monte Carmelo.

La mitigación de la Regla, las adaptación de la misma a las nuevas exigencias de la vida religiosa, por parte de Inocencio IV, 1247, es el punto de partida de la adaptación de la Orden del Carmen de sus orígenes eremíticos al esquema de vida mendicante.

Establecidos en Europa, y buscando señas de identidad con las que poder ser reconocido por la gente, desarrollan la devoción al profeta Elías. Igualmente, desarrollan la piedad mariana que termina por identificarles como la Orden de la Virgen, siendo a partir del establecimiento en Europa cuando se generaliza el título con el que oficialmente se conoce la Orden. Hermanos de la Bienaventurada Virgen María del Monte Carmelo.

Carmelitas Descalzas

El Carmelo Descalzo reconoce como madre y fundadora a Santa Teresa, y además con él nos encontramos con la única Orden que ha tenido por fundadora a una mujer, y, a diferencia de la otras ordenes, con rama masculina y femenina, ha sido la femenina, la que ha precedido a las carmelitas descalzas, siendo un Instituto religioso de carácter estrictamente contemplativo, son sobre todo testigos claros de la primacía absoluta de Dios en la vida humana. Y por Él y respondiendo con un corazón disponible al don de la vocación personal, su existencia se convierte en una especie de ofrenda, no sólo por renunciar a la familia o a la libertad de comunicación en el mundo, sino sobre todo por subordinar toda la vida, hasta el más mínimo detalle, a la oración y firme perseverancia en la presencia de Dios.

Las carmelitas descalzas, escondidas en el silencio del monasterio y aparentemente desconocidas para el mundo, están presentes en todo el orbe. Así pues, el Monasterio de Carmelitas Descalzas de San José y Santa Teresa de Arequipa, comenzó su vida el 23 de noviembre de 1710, y desde entonces permanece en funciones, la Orden del Carmen fue reformada por la Santa española Teresa de Jesús, hace más de 400 años. Las religiosas que aquí viven, bajo estricto régimen de clausura papal, dedican su tiempo a la adoración de Dios y a rezar por las necesidades del mundo exterior.

Flor del Carmelo

Cada 16 de julio, la Iglesia en el mundo celebra con gratitud y profunda alegría la fiesta de la Virgen del Carmen; que en cada país comparte singulares usos y costumbres, para celebrar a la Madre de Dios.

El Perú no es la diferencia. Al ambiente de oración y solemnidad que se vive en diferentes regiones, se unen diversas acentos que la hacen una fiesta del pueblo, sobre todo de los hijos que agradecidos acuden a su Madre para manifestarle su veneración, con confianza en su intercesión, portando su escapulario.

En Arequipa
Siempre en clave de maternidad, las religiosas de clausura, Carmelitas Descalzas del Monasterio de San José y Santa Teresa en Arequipa, fundado en 1710, reciben a los devotos de la Virgen del Carmen, para celebrar en su honor la tradicional Novena, en horario de mañana y tarde, con la participación de autoridades, movimientos de la Iglesia. Tras la celebración Eucarística, los fieles pueden degustar los ricos pasteles elaborados por las monjas.

Para el día 16, se programan Eucaristías desde las 6:00 horas, cada hora. Mientras que a las cuatro de la tarde, sale en Triunfal procesión la bella imagen de la Virgen del Carmen, que durante todo el año está en la Clausura con las religiosas.

Niños y niñas desde los 5 años, vestidos con el hábito carmelita, acompañan la imagen del Niño Jesús de Praga, presidiendo la procesión. Cientos de arequipeños rezando el santo Rosario y entonando canciones marianas, rinden tributo a su Madre del Carmen. Por supuesto en este día, también se impone su escapulario a los nuevos cófrades.

Vale señalar que la imagen de la Virgen, sale del claustro el primer domingo de Julio, saliendo en procesión por las calles aledañas al templo, para visitar en primer lugar a los internos del Hospital José Alberto Seguìn Escobedo.

El Escapulario

Crónicas del siglo XIII, dan cuenta que en el año 1251, la Bienaventurada Virgen María, acompañada de una multitud de ángeles, se apareció a San Simón Stock, General de los Carmelitas, con el escapulario de la Orden en sus manos diciéndole: “Tú y todos los Carmelitas tendrán el privilegio, que quien muera con él no padecerá el fuego eterno”; es decir, quien muera con él, se salvará.

Desde entonces, el escapulario es usado por los devotos de la Virgen del Carmen, como un signo externo que indica pertenencia o sea, consagración a la Virgen María, confiados en su protección maternal, viviendo la espiritualidad de la Orden del Carmelo.

Sobre su uso y efectos, el Papa Pio XII, señaló: “La devoción del escapulario del Carmen ha hecho descender sobre el mundo una copiosa lluvia de gracias espirituales y temporales”.

Promesas
Como lo dijo la Virgen a San Simón Stock, quien muera con el escapulario, será preservado o eximido del infierno.
En aparición al Papa Juan XXIII, la Virgen, vestida con el hábito carmelitano, la Virgen le dijo: “Yo Madre de misericordia, libraré del purgatorio y llevaré al cielo, el sábado después de la muerte, a cuantos hubieses vestido mi Escapulario”.